jueves, 20 de octubre de 2011

Cuadernos de crítica de cine (II): la voz dormida

Hoy he estado en el pase de una película de sustos y ha ocurrido algo impensable.

La cinta es una de estas modernas, cámara en mano sin que se vea bien al monstruo, pero con muchos ruiditos y ruidazos. En un momento dado, mientras el plano nos muestra a una pareja durmiendo en la cama, empiezan a oírse sonidos extraños. Al principio, tras descartar que sea el fantasma que habita en la casa, parece que uno de los personajes está roncando. Sin embargo el sonido nos llega como en esas canciones pasadas del mono al estéreo en las que la guitarra solo se escucha por el auricular izquierdo y el bajo por el derecho. En este caso los ronquidos solo entraban por mi diestra.

Con "mi diestra" me refiero a un par de butacas más allá, donde dos periodistas se habían sentado, acomodado y, en el caso de una de ellas, dormido.

Su compañera, descojonándose como yo y otro compañero sentado a mi izquierda, la despertó tan en silencio como pudo.

Yo también habría salido de la sala al terminar a toda leche.

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