miércoles, 5 de enero de 2011

Mi no-novia Laura

Esta es Laura, y contra todo pronóstico, contra toda lógica, contra la voluntad del pueblo... no es mi novia.

Somos amigos desde hace ya una buena pila de años, cuando ella todavía vestía camisetas de Avalanch y yo no sabía lo que era una cuchilla de afeitar. Y nunca hemos salido juntos. No puedo estar seguro de qué pasará en el futuro pero como no sea que uno se haga rico y el otro quiera dar el braguetazo no creo que nuestros caminos se vayan a unir tanto.

Y sin embargo desde que hemos coincidido en la misma facultad el número de personas que nos relaciona emocionalmente (por lo menos) ha subido exponencialmente y ya empieza a ser digno de estudio. Es una cosa insólita, una conclusión a la que mucha gente llega sin vernos juntos más de cinco minutos. Desde chicas de su clase (hola Carolina) que sueltan la bomba a los 30 segundos de estar los tres hablando hasta la típica del amigo que nos ve por la calle y más tarde, cuando ella no está, me da un codazo y me suelta "tu novia, ¿no?". Joder, sí, o mi hermana, por ejemplo.

Hace dos días, por ejemplo: me voy de erasmus, vuelvo en Navidades y el único día que quedo con ella alguien me sale con eso de "Oye, pero ¿esta era tu novia o no?" ¿Qué tenemos, por Dios? ¿Qué aura somos incapaces de ver pero nos relaciona irremediablemente?

No es que seamos inseparables, no es que nos veamos todos los días, no es que demos indicios de tensión sexual no resuelta... no encuentro ninguna razón para que alguien piense que pueda tener algo más con ella y no con cualquier otra chica que conozca. Pero esta duda, este "¿qué está pasando?" lo compartimos entre nosotros y no con el resto del mundo. Porque ya nos faltan dedos de las manos para contar todas las veces que alguien ha dado por normal, natural y lógico nuestra clara y obvia relación de pareja. No es ni siquiera que lo sospechen, es que lo tienen tan visto para sentencia que te lo sueltan sin problema, como constatando un hecho. ¿Cómo es posible que tanta gente lo vea tan claro, tan meridiano? ¿De qué no nos estamos dado cuenta? Al final voy a asustarme de verdad.

martes, 4 de enero de 2011

Una mañana en el Reina Sofía

Ayer me pasé por el museo de arte contemporáneo Reina Sofía, donde han montado una exposición sobre José Val del Omar, cineasta e inventor español contemporáneo de Lorca. He aprendido muchas cosas en tan solo unas horas:

I.- El tiempo no existe.

Las cabecitas pensantes ya sospechaban esto desde hace mucho y ayer puede comprobar y confirmar el hecho. La prueba de ello la encontré en la proyección de una de las películas de Val del Omar cuando la realidad se plegó sobre sí misma y unió los años 50 con el 2011 de esta forma:


Así fue, so it goes, ni más más ni más menos. Aunque puede que ellas no se diesen cuenta, que me resulta difícil de aceptar, durante un breve periodo de (esa cosa que no existe) unas jóvenes modernas amantes del arte y la moda se encontraron cara a cara con sus dobles del pasado, en un blanco y negro que no evitaba trazar el paralelismo obvio. Y yo tan contento, que durante mi estancia en Alemania además del Sol y el cielo azul había olvidado a las moderns españolas y hasta que no las he vuelto a ver no me he dado cuenta de lo mucho que las echaba de menos.

II.- Todos aman los tebeos.

Una sección bastante bien surtidita de 9º arte y que además estaba a reventar de gente me esperaba en la librería del museo y confirmaba otra tendencia que se venía intuyendo. ¿Para qué vas a leer la Biblia si te la puede contar Crumb?. Se agradece, además de la atención que le prestan desde la dirección del museo, que lo llamen cómic y no ninguna cosa rara de graphic novel o algo de eso.



III.- Las ideas locas no funcionan, pero deberían.

Nada más salir del recinto del museo, con el arte todavía empapándome (como el Sol mañanero-invernal, qué gustito!) me encotré con algo digno de Miguel Noguera:

UN TIPO, no? un artista, vale? un artista amateur, que está empezando y pinta sus cuadros en su casa, cuando puede. Él se compra el caballete, el lienzo, las pinturas, y pinta sus cuadros, o lo que sea. LA IDEA de que este tipo, el artista amateur, intente que sus cuadros se expongan en el Reina Sofía... y lo único que se le ocurre para conseguirlo es ir directamente CON EL CUADRO AL MUSEO.

Tal que así:


Volví a casa imaginándomelo queriendo hablar con el responsable y tal, con el cuadro bajo el brazo, ¡que soy un artista!

Y esto es lo que hago de vacaciones en Madrid antes de volver a Alemania. Actualizar el blog. Tranquilamente. Sin prisa, pero sin pausa.