Prometían el oro y el moro: un cineforum alternativo que iniciaría sus proyecciones con una película de serie B llamada Demons y que tendría lugar en unos cines abandonados hace años, el sueño húmedo de más de un fan de las películas de terror y casquería y al mismo tiempo una oda a la cultura underground, amén la recuperación de un cine olvidado y mítico en el marco de un evento único en Madrid. Yo me lo creí, por supuesto. Además, entrada gratuita y en el horizonte nuevas proyecciones mensuales de películas cada vez peores. Según declaraciones los organizadores publicadas por El Mundo "Llevábamos tiempo queriendo hacer un cineclub de terror y serie B, ése tipo de películas que no tienen cabida en la Filmoteca. Nos sorprendía mucho que en una capital europea como Madrid, no hubiera un espacio así". La fecha: ayer a las 22.30.
Atractiva iniciativa, ¿no? Nada que objetar a unos tíos que, con una gran determinación, ponen pasta para hacer algo que les gusta y de lo que además puede beneficiarse un montón más de gente. Estamos hablando de una alternativa al Círculo de Bellas artes y la Filmoteca, de otro cine, otra cultura, salirse de lo habitual y disfrutar de rarezas audiovisuales perdidas en el espacio y el tiempo. ¡Vaya proyectazo! Pero se les fue de las manos y una serie de desafortunadas desdichas acabó con la prometedora experiencia convertida en una tomadura de pelo de tres pares de narices. Lo que según los organizadores iba a ser un eventazo para amantes de las películas gore de bajísimo presupuesto en el marco incomparable de unos cines insalubres se convirtió en una triste fiesta en la que cuatro disfrutaban y cuarenta pataleaban fuera porque se sentían estafados.
El principio del fin está en los medios de comunicación. El evento y sus promotores aparecieron en un montón de medios, entre ellos El Mundo o El País, pasando por medios locales como Somos Malasaña, además del telediario de TVE. Tuenti y Facebook no se hicieron de rogar y muy pronto había eventos con más de 300 personas que decían que iban a asistir. Con todos estos artículos en la mano solo se puede aplaudir la labor de marketing realizada por los amigos de Cineshock. La repercusión ha sido enorme y es normal que con ella cientos de personas se congregasen a la entrada de los Luna ayer por la noche en busca de lo prometido, serie B en un cine abandonado, una actividad alternativa a las que ya tiene la noche madrileña. Por supuesto, había que ser realistas: era imposible que todo el mundo cupiese en una sola sala (el resto de salas de los Luna tienen las pantallas destrozadas). La diferencia entre un público tristón pero con una sonrisa y un público cabreado y queriendo dinamitar el edificio con todos dentro es una simple frase que aclarase alguna cosa por parte de los organizadores "El aforo es de doscientas personas, sentimos que no podáis entrar" o algo así. ¿Qué menos?
El despropósito, sin embargo, fue mayúsculo porque para empezar en ningún momento se informó de nada relativo al aforo. A las 21:00, una hora y media antes de que empezase la proyección, había más de cien personas en la cola. Habría sido un buen momento para que alguien asomase la cabeza desde los cines y dijese "oigan, que no van a caber todos, vayan haciéndose a la idea". No salió nadie a avisar de la falta de espacio que íbamos a sufrir. Según pasaban los minutos la cola crecía y crecía. Mi grupo y yo nos encontrábamos situados en la cola a dos esquinas de la entrada con más de cien y probablemente más de doscientas personas delante de nosotros.
Fue al tirar la toalla y acercarnos a la cabecera de la cola cuando nos encontramos con el pastel, el remate, la gota que colmó el vaso: a pesar de que los organizadores aseguraron que no existían pases VIP o listas preferentes mucha gente fue colada al interior de los cines sin pasar por la cola. Evidentemente el resto del personal estaba cabreado y de muy mala leche mentando a los familiares de los organizadores. Para rematar, los periodistas acreditados también pasaron por la patilla y ocuparon casi la mitad de la sala, mientras que de los que esperaron cola no pasaron más de 100 ¡Y nos querían vender que era un evento para amantes del cine de explotación llenándolo de periodistas! Los organizadores se excusan por Facebook: no sabían que iba a venir tanta gente, nos pilló por sorpresa y tal y cuál. ¿Cómo nos vamos a creer eso si han salido hasta en el informativo de TVE?
El resultado final ha sido un evento que ni fue popular, ni fue alternativo, ni fue diferente, sino el mismo perro con otro collar que se veía venir y que tan triste resulta. Desaprovechar este tipo de oportunidades por una cosa o por otra es cabreante. ¿Qué habría pasado si hubiesen avisado antes del escaso aforo? ¿O si hubiesen tirado a los periodistas para que pasasen los verdaderos interesados? ¿Habría tenido mala prensa? ¿Es que necesitaban buena prensa? ¿No era una cosa hecha por fans para fans? ¿Qué necesidad había de que el vodka Absolut aparezca en un evento minoritario y supuestamente cultural?
El Cineshock ha sido una decepción mayúscula. Han tenido la oportunidad de hacer algo pequeño y resultón y han acabado haciendo algo tan grande que ha caído por su propio peso. El feedback negativo que los organizadores están recibiendo tiene que ser suficiente como para que les piten los oídos un par de años. Todos cometemos errores, claro, pero ¿qué esperan ahora? ¿Que les demos una palmadita en la espalda después de que no hayan sido sinceros?
De todas formas han pedido disculpas por todo el follón, y aceptadas están, por lo menos desde aquí, lo cual no desdice nada de lo que escribo en este post.